LA FE MAL ENTENDIDA

Era un devoto muy creyente que vivía en una pequeña y apacible isla, pero cierto día  se desencadenó un tifón y las comenzaron a anegarla por completo. Los tripulantes del guardacostas le aconsejaron:
Buen hombre, vengase enseguida con nosotros, en pocas horas la isla estará totalmente sumergida bajo las aguas. No replicó el hombre, no hace falta vallanse ¡Dios me salvará.!

Todas las personas evacuaron la isla menos ese devoto, que para sus adentros no dejaba de repetir `"Señor salvame, socorreme,apiadate de mi".
La tempestad arreciaba, de pronto apareció un submarino
emergiendo de las agitadas aguas y los tripulantes llamaron al hombre para que se pusiera a salvo con ellos, pero este gritó
No no podéis  iros ¡Dios me salvara !
El agua iba sumergiendo poco a poco toda la isla y el hombre tuvo que encaramarse en la colina mas alta pues el resto ya se había inundado. De repente escuchó el ruido del motor de un helicóptero, los hombres que viajaban en el le lanzaron una escala para que se subiera, y el hombre les gritó,
 No, no  iros ¡Dios me salvará! ¡El no me dejará ami suerte!
El agua ascendió hasta cubrir la colina, y el hombre se ahogo sin dejar de rezar para que Dios le ayudase. Unos minutos después el alma dejó el cuerpo y se presento ante el Señor, y el hombre le increpó:
¡Que despiadado has sido! yo pidiéndote incesantemente que me ayudaras y me has dejado morir.  -¡Serás necio!--exclamó Dios-- ¿Que no te he ayudado? Te he enviado una lancha, un submarino y un helicóptero para sacarte de allí, y a pesar de todo me culpas de que no te he ayudado......

Ciertamente en muchas ocasiones con fe o sin ella nos volvemos ciegos