ALGO QUE DESCONOCIA

El martes día 18 realizamos la salida programada al museo del chocolate, asistió mas gente de la que en principio esperábamos, con bastante impuntualidad, eso si pero al final a algunas les resultó mas cómodo, pues las que no pensaban ir por problemas de deambulacion fueron las primeras en llegar, todo gracias a Roge el cura que como salia de impartir la ultima clase a las 10´30 se ofreció para llevarnos en la "furgo" de la parroquia, y claro a quien embarcas primero? pues a las que no pensaban ir por dolor en las rodillas.
A consecuencia de eso Rosi y yo nos ofrecimos a ir en metro; y es que tendremos que poner en todos los panfletos Grup de la dona... gran pero bueno eso no es lo peor si no la poca constancia que hasta ahora estaba anidando en el grupo.
La verdad es que nos tenían un poco de lado, y a pesar de las quejas hasta que empezó Roge que fue el que se movilizó,  y ahora tenemos una psicóloga por lo menos dos veces a la semana, y la Rosé Riera (una monja muy marchosa) que nos dio unas charlas y tiene un proyecto para el próximo curso en el que todas participaremos preparando temas diversos que ella nos dirigirá.

Volviendo al museo del chocolate, está bien es curioso poder ver las antiguas maquinarias que antes se utilizaban. Yo como otras muchas rememoramos las ricas pastillas de chocolate de nuestras meriendas infantiles, eso nos dio tema para rato.
A mi me gustó conocer algo mas de esta sabrosa semilla que en sus inicios se asemeja a los cocos, luego con la laboriosa transformación se convierte en el rico chocolate,  negro, con leche, etc.

Una vez hecho el recorrido, decidimos hacer unas compras y aunque salían un poco caras  todas decidimos traer algo, yo le compre un coche a Bruno.  Como no podía ser menos  claudicamos al deseo de tomarnos una tacita de un chocolate calentito y muy muy bueno para reponer las fuerzas
y después de las fotos de recuerdo emprendimos el regreso a nuestro barrio contentas y "unas mas descansadas que otras".