DÍA DE LA MADRE

Un año más, pudimos acompañar a nuestra madre en este día.
Yo soy un poco reacia  a este evento, porque como madres, ejercemos no uno, sino TODOS los días del año. Pero bueno, si ese día es como un reconocimiento por todos los demás, lo acepto, y aprovecho para hacer mía aquella poesía de mi buen amigo, el ya jubilado D. Benjamín, que en su día el dedicó a su madre, y yo, con su permiso, dedico a la mía, aunque siento que no sea creación propia, pero espero la acepte como tal, ya que así la siento. 

Quizá aquel mundo- otro mundo-
del seno materno, avive
en mi subconsciente el hambre
egoista de ser libre.
Libre entre murallas altas
como de la tierra al cielo
para inundarme de luces,
de estrellas y de silencio.
¡Un claustro, un árbol, un pájaro;
una fuente, un cementerio;
un libro, un cuaderno en blanco
una pluma y un tintero!
Dejadme subir al mástil
y ondear allá en el viento
como una bandera blanca
entre mi tierra y mi cielo.
¡Madre, qué hermosa es la vida!
¡Qué misterioso el misterio
de estar aquí todavía,
queriéndolo o sin quererlo!
¡Madre, yo estuve en tu claustro
los nueve meses primeros;
y llevo la clausrofilia
como se llevan los sueños!
No me hacía falta luz;
me bastaba el firmamento
azul de tus esperanzas
en mi diminuto cuerpo.
Soy hija; vuelvohacia tí,
y me acurruco en el seno
de todo lo que parece
cóncavo en el Universo.
No he nacido todavía...
Le temo a mi nacimiento...
¡Hay que atreverse a nacer
para ser un día un muerto!
Lo dicho. Aceptelo como si fuera una creación mía.